El ego hace que nos vanagloriemos para conseguir la admiración de los demás.
La cosecha que tu tienes hoy, buena o mala, no es importante porque es el resultado de lo que tu sembraste ayer.
El apego se nutre del miedo y estos miedos son el origen de todo el sufrimiento humano.
Para lograr una paz global y real, primero debes lograr tu propia paz interior.