Haz el bien y no mires a quién, ni a cuántos; sólo uno marca la diferencia.
Uno de los placeres más grandes en la vida es dar. Recuerda que la caridad y el servicio empiezan por casa.
Cuando apuntamos con el índice para juzgar, tres dedos apuntan hacia nosotros.
No confiemos ingenuamente en toda la información dada a través de la palabra.