PAREJA Y FAMILIA
10 Mayo 2018

¿Cómo es tu relación con tu madre?


Existen diferentes tipos de relaciones entre madres e hijos.

Algunas muy buenas, donde la confianza, el apoyo y la comprensión son la base; algunas regulares, donde simplemente la indiferencia es la que prima en la relación; otras bastante malas y deterioradas, donde lo que reina es el resentimiento, el rechazo y el dolor, y algunas otras caracterizadas por unas dependencias emocionales obsesivas, nocivas y compulsivas, que les roba la paz interior los desestabiliza, descontrola o desquicia.

¿Te has preguntado alguna vez cómo es realmente tu relacióncon tu madre? ¿Ha estado esta relación basada realmente en el amor? ¿Has aceptado a tu madre tal y como es?

¿O tu como madre, has aceptado que tu hijo no te pertenece y que debes respetar lo que él quiere ser, hacer y finalmente tener en su vida? Todas estas preguntas y muchas más, probablemente están constantemente en la mente de muchas madres e hijos, y desafortunadamente muchas veces no se llega a establecer una comunicación asertiva, basada en el amor para que estas relaciones y conflictos personales se puedan mejorar y resolver.

En el día de la madre hay una gran celebración, donde abundan los regalos, las flores, las comidas y las reuniones familiares,  pero muchas veces no hay una comunicación sincera, donde se pueda expresar el sentimiento realmente.  Por eso, aprovecha esta fecha para preguntarte si has sido una buena hija, un buen hijo, una buena madre o una buena abuela, ya que muchas veces nuestras relaciones no están basadas en el amor sino en el miedo, que es diametralmente opuesto al amor, y esto hace que se cree una barrera invisible que puede durar todo la vida y que te puede llevar a tener comportamientos y reacciones hostiles, de las cuales tarde o temprano te arrepentirás.

Y finalmente me pregunto: ¿Qué es lo que queda después de que un ser querido muere? Esto me lo pregunto, porque ya han pasado varios años desde la partida de mi madre a su viaje a la eternidad, y algunas veces pienso en lo que haría si la pudiera volver a tener a mi lado, aunque fuera por unos cuantos días. A veces me imagino, que la hubiera compensado con el tiempo que no le pude dar por vivir en diferentes ciudades, con el amor que le hubiera podido expresar más a menudo y con el agradecimiento, gratitud y apreciación profunda, por todo lo que ella hizo por mi y mi familia.

 

 

Entonces hoy, si tienes aún viva a tu madre, analiza a fondo y pregúntate sinceramente lo siguiente:  ¿Sientes que le has dado realmente todo tu amor y le has expresado todo tu cariño y agradecimiento? o por el contrario, ¿Sientes que la has criticado, juzgado, calumniado, exigiéndole siempre que sea tal y como quieres tu que ella sea, quizás sacándole en cara sus defectos y necedades? De pronto, puedes estar pensando que hablar con tu madre no tiene sentido, ya que ella es testaruda o tiene una forma muy característica de ser y has decidido ser indiferente ante esta situación, pero sólo te digo que si desciendes al corazón de tu madre (sólo puedes llegar allí cuando la observas y escuches en silencio con amor), verás que ese corazón está lleno de creencias llenas de miedo que la hacen sufrir y la hacen comportarse como una persona rígida, fría, calculadora, controladora, insensible, cantaletera o intensa. Pero si estas consciente y con amor la observas sin juzgarla y sin enjuiciarla, te darás cuenta que la mayoria de los problemas que has tenido con ella estan basados en esa programacion y creencias con que ella fue educada, que son las mismas creencias que ella quiere imponerte, porque considera que es la mejor manera de educarte. 

Para que puedas  unir y estrechar tus lazos de amor con tu madre, te recomiendo que en éste, su mes la invites a compartir un espacio sagrado de celebración y reconciliación con ella, preferiblemente en la naturaleza, donde le des la oportunidad a ella de expresar sus sentimientos, de liberarse de sus miedos y de esas cadenas mentales que la hacen sufrir; y así en una conversación centrada en el amor, puedan comprender, entender y liberarse de la culpa y el remordimiento, antes de que sea tarde.