Cierra tus ojos y piensa en algo que te esté atormentando en este momento, o que te haya perturbado en el pasado. Por ejemplo: ¿Alguna vez te has perturbado o estresado si alguien te quita el puesto en la fila que estás haciendo para entrar a algún sitio, o alguien te sobrepasa en el carro, te cierra y te quita la vía, cuando vas en un trancón, o alguien te compara, critica y se burla de ti? ¿Te has preguntado en algún momento, qué hay detrás de ese sufrimiento, o esa angustia que sientes cuando te pasa algo así? Mira bien, que tipo de reacciones tienes ante un suceso como éste, ya que muchas veces cuando te pasa algo así, tu pulso se acelera, sientes asfixia y tu corazón parece que se fuera a salir de tu pecho, sientes rabia y ganas de insultar, agredir o responderle a esa persona violentamente. Y por último te pregunto: ¿Crees que esto tiene sentido?, ¿Crees que al sentirte mal, vas a solucionar la situación, o vas a lograr con tu violencia que lo que esté sucediendo deje de pasar? Al final, lo que vaya a suceder en el exterior, no va a dejar de pasar, porque no depende de ti.
Hoy, quiero que entiendas que el sufrimiento que te causa ese acontecimiento y que te hace angustiar y estresar, no viene de ese suceso o persona, sino que viene de tu interior, de tu programación, condicionamiento y de la forma en que tu estás mirando las cosas. Entonces la pregunta es: ¿Cómo puedes cambiar y no darte palo tontamente? ¿Por qué si alguien hace algo que consideras malo, tienes que sufrir, perturbarte y desgastarte?
Para poder cambiar esto, tienes que cambiar la manera de mirar las cosas que suceden a tu alrededor. Si profundizas un poco, te darás cuenta que es tu programación, creencia, adiestramiento, rigidez mental o lo que consideras tu gran verdad, lo que hace que veas las cosas de una manera determinada, y afecten negativamente la percepción de tu realidad. Es por esto, que siempre tratas de echarle la culpa de tu frustración y reacción negativa, a ese acontecimiento o persona, pero no te das cuenta que eres tu mismo, quien le has dado, a eso, todo el poder de perturbarte.
Entonces, la próxima vez que te suceda algo que no te guste, en silencio mira de donde viene esa reacción y ve a la causa, no al efecto. Hay una ley de la naturaleza que dice que no hay causa sin efecto, ni efecto sin causa. Ve a la causa, a la raíz, a lo básico y pregúntate: ¿Es necesario sufrir? ¿Tiene sentido que a las cosas que no dependen de mi, ni puedo cambiar, les de tanta importancia y me hagan perder mi calma? Una vez hayas analizado esto, desde el fondo de tu corazón, mándale amor a eso que está sucediendo, deja que fluya e inmediatamente el miedo se disolverá y te liberarás, al igual que cuando enciendes una luz en la oscuridad. Solamente cuando tu cambias la manera de mirar las cosas, las cosas instantáneamente cambian su forma.
Entiende que nada de lo que sucede en el pasado o en el futuro, lo puedes resolver en el pasado o en el futuro; solamente lo puedes resolver en el presente, en este instante. El futuro es una ilusión y la expectativa que éste te genera te causa angustia. Por un lado, cuando te vas al futuro con miedo, te estresas, tensionas y sufres y por otro lado, cuando te vas con mucha expectativa, esto te genera esperanza, y va a hacer que te desgastes y angusties. Si vives en el futuro, siempre te estarás diciendo: Voy a ser feliz, cuando encuentre el amor de mi vida, cuando tenga mis hijos, cuando sea el presidente de la empresa, cuando mi pareja cambie, cuando tenga dinero, etc. El pasado, por su parte, es algo que ya sucedió, que no vas a poder cambiar, es un imposible. Y cuando quieres deshacer el pasado o cambiarlo, encuentras solamente sufrimiento, remordimiento o dolor.
Por eso recuerda: no malgastes, ni desperdicies tu tiempo, mirando hacia atrás, ya que no puedes hacer nada para cambiar, deshacer o modificar lo que ya pasó; ni desperdicies tu tiempo mirando hacia el futuro, porque éste es pura ilusión, y jamás podrás encontrar seguridad en él. Deja de estarte preguntando cuando llegará el futuro, cuando estarás allí y ocúpate de disfrutar plenamente este momento, este instante, porque es realmente lo único que tienes. Entiende que sólo hay un tiempo y un lugar; ahora y aquí. Olvídate de lo demás.