Cuando hablamos de salud, es importante observar que la raíz de la enfermedad radica en la mayoría de los casos, en nuestra forma de pensar. El cuerpo expresa lo que la mente piensa y muestra claramente lo que la emoción reprime, por lo que cuando tienes un bloqueo emocional, éste se proyecta en tristeza, angustia, sufrimiento o stress, e instantáneamente ese conflicto que surge entre tu ego herido y tu conciencia, se manifiesta físicamente en tu cuerpo, taponando o ahogando tu energía vital. En ese instante, es cuando generalmente aparece el miedo haciendo de las suyas, bloqueándote el entendimiento y nublándote la razón, y es precisamente esa insatisfacción la que te genera un vacío o un desasosiego que puede terminar fácilmente en una depresión. Entonces, tu presión aumenta, tu corazón se ahoga, tu estómago arde y tu alegría de vivir y el sentido de tu vida sucumben ante esta situación. Cuando esto sucede, son tu cuerpo y tu mente indicándote que ese sufrimiento reprimido y callado debe liberarse.
Entonces que debemos hacer? Saca un papel y un lápiz, y en silencio observa de dónde viene ese dolor o ese vacío interior. Identifica su origen.
No lo mires como un sufrimiento, sino como un indicador que te muestra que algo estás haciendo en contra de tus principios, que ese no es el camino correcto. Inmediatamente escribe tu plan de acción para salir de allí, incorporando ejercicio físico diario para tu cuerpo, tomando una decisión con conciencia para romper esas cadenas mentales que te agobian, y dándole alas a tu espíritu, a través de la no expectativa y el Servicio amoroso incondicional, para que vuele bien alto, libremente.
Confía en tu esencia Divina, en ese Dios que está en tu corazón, dejando todo en manos de él, pero actuando firmemente con conciencia, como si todo estuviera en tus manos. En tu SER está la fuerza, deja que la vida fluya sin expectativas, sin buscar el tener ni el ostentar.
Y recuerda, que si dejamos que nuestra mente guarde el dolor, éste se puede convertir en sufrimiento y por ende en depresión.
En un hospital, dos pacientes que tenían un gran dolor se encontraban en cuidados intensivos. El que estaba al lado de la ventana, le describía a su compañero el espectacular lago que veía frente a él. Se pasaba horas contándole, acerca de los espectaculares atardeceres, las aves que volaban y los enamorados que veía caminar tomados de la mano. Todas estas descripciones llenaban de satisfacción y alegraban las horas de dolor de su compañero.
Pasaron varias semanas, hasta que un día, el paciente de la ventana amaneció muerto. Con gran tristeza al ver que la cama quedaba desocupada, le pidió a la enfermera que lo cambiara a la cama de su querido amigo. La enfermera lo cambió de lugar y él, muy feliz, le pidió que lo levantara, para ver el atardecer en el lago que su amigo describía. La enfermera, sorprendida, le preguntó: “¿De qué lago está hablando? Esta ventana da contra un muro sucio del edificio de enfrente”. Él le dijo: “No puede ser, mi amigo siempre me describía con lujo de detalles las cosas tan lindas que veía por la ventana”. Más sorprendida aún, la enfermera le contestó: “Es imposible que su compañero hubiera visto eso, porque en el accidente que tuvo, él perdió su visión”.
Debes entender que el sufrimiento es un hecho estrictamente mental; es la interpretación que hace tu mente del dolor que se está padeciendo, y por lo tanto, puedes dejar de sufrir si así lo decides.