Si observas un poco, verás que la gran mayoría de personas actualmente viven en niveles de conciencia bajos, donde la energía no fluye libremente. Cuando una persona vive así, generalmente se caracteriza por estar intentando encontrar seguridad, prestigio, poder, sexo, dinero o alguna posición social o laboral, o quizás simplemente emociones agradables. Estas personas piensan que esas cosas son lo que les brindan la tan anhelada felicidad y paz interior, cuando en realidad éstos son simples destellos de placer enmascarados, que nos vuelven dependientes emocionalmente y nos llevan al sufrimiento. Si profundizamos en este tema, vemos cómo en la mayoría de personas que manejan un nivel gerencial alto, estos deseos de poder, prestigio, dinero y aprobación son aún más fuertes e importantes que para otras personas.
Por eso, hoy quiero preguntarte: ¿Te has puesto a analizar con consciencia de donde viene el stress, la tensión y el desgaste emocional, que sientes constantemente? Si no es así, no vas a encontrar nunca la respuesta, y probablemente te la vas a pasar toda la vida tratando de sentirte bien, pero no vas a llegar a la raíz del problema, haciendo que cada vez las cosas se tornen más difíciles y estresantes.
Lo que pocos saben, es que cuando una persona vibra en niveles bajos de energía, no está vibrando en el amor, sino en el miedo, y mientras pensemos con miedo, sentiremos miedo y viviremos con miedo, y por ende nuestra vida será un infierno. Por eso, cuando escribí el libro de Te amo… pero soy feliz sin ti, le dediqué tanto tiempo y tanto espacio al fantasma del miedo y por eso mismo, cada vez que puedo, hago énfasis en que si dejas que sea el miedo a no conseguir lo que deseas o a perder lo que tienes, quien guíe tu vida, fácilmente tu razón se nublará y tendrás una vida llena de angustia, desesperación, depresión o stress. Para poder entender mejor lo que te quiero decir, debes abrir tu mente, ya que lo único que necesitas para cambiar esa programación o creencia que tienes en tu disco duro, es aprender a escuchar atentamente a tu corazón, quien sabe perfectamente si ante determinada situación tú estás actuando desde el amor, o reaccionando desde el temor. Si no haces un alto en tu camino, desenmascaras al miedo y de una vez por todas lo enfrentas, siempre estará como un fantasma presente llenándote de ansiedad y angustia; y lo que es peor, no vas a encontrar nunca la respuesta y creerás que así es la vida que te tocó vivir, que tu eres así y te la vas a pasar muy seguramente toda la vida tratando de sentirte bien, o buscando en el exterior llenar tu vacío interior.
Para poder desenmascarar al miedo, debemos entender que él se manifiesta todo el tiempo de diferentes formas: celos, envidia, odio, violencia, rencor, preocupación, stress, tristeza, ira, desconfianza, crítica, etc. Cada vez que tú sientas alguna de las emociones anteriores, debes observarla más a fondo, ya que siempre al final estará latente el miedo. Todo deseo que se convierta en una adicción, creará en ti miedo a no tener eso que quieres, y ése será tu verdugo.
Lo único que debes hacer es estar totalmente despierta y dispuesta a observar y revisar durante un día completo tus sobresaltos, tus respuestas, tus reacciones y anotar en un papel cada pensamiento, sentimiento, emoción o cosa que te robó la paz por algunos minutos. Una vez hayas identificado alguna de esas emociones negativas, profundiza en ellas y analiza detenidamente de donde viene el dolor o la angustia que estás sintiendo. Aunque te parezca extraño, sólo hay dos elecciones que puedes tomar ante cualquier situación: el amor o el temor. Cualquier emoción, por más profunda, dolorosa o angustiante, siempre se reduce a una de ellas. Si eliges conscientemente vibrar en el amor y soltar, serás feliz; pero si decides vibrar inconscientemente en el temor, pensando con miedo, sintiendo angustia, actuando inseguramente, tu vida se volverá un infierno, ya que el miedo te puede paralizar y bloquear el entendimiento. El amor es real, el temor es ficticio, es creado por tu mente y como tal puede desaparecer. Solamente debes enfrentarlo y él inmediatamente desaparecerá.